Muchos han
sido los cristianos fervorosos que
plasmaron su fe en el arte;representando las
distintas etapas de la vida de Cristo, algunos pasajes del Antiguo Testamento,
así como representaciones de santos .
Compartimos con
nuestros hermanos, una pintura realizada por Cristina Ibañez, sobre un maravilloso fraile, escogido por
Dios para derramar su Divina Misericordia de una manera tan especial: el Padre Pío.
Recordaremos
que, Heredero
espiritual de San Francisco de Asís, el Padre Pío de Pietrelcina
ha sido el primer sacerdote en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la
crucifixión. Él ya fue conocido en el mundo como el "Fraile"
estigmatizado.
El Padre Pío,
al que Dios donó particulares carismas, se empeñó con todas sus fuerzas
por la salvación de las almas. Los muchos testimonios sobre su gran
santidad de Fraile, llegan hasta nuestros días, acompañados por
sentimientos de gratitud.
Sus
intercesiones providenciales cerca de Dios fueron para muchos hombres causa de sanación
en el cuerpo y motivo de renacimiento en el Espíritu.[1]
Por años, de cada parte del mundo, los
fieles fueron a este sacerdote estigmatizado, para conseguir su potente
intercesión cerca de Dios. Cincuenta años experimentados en la oración, en la
humildad, en el sufrimiento y en el sacrificio, dónde para actuar su amor, el
Padre Pío realizó dos iniciativas en dos direcciones: un vertical
hacia Dios, con la fundación de los "Grupos de ruego", hoy llamados
“grupos de oración” y la otra horizontal hacia los hermanos, con la construcción de un moderno hospital:
"Casa Alivio del Sufrimiento."
El Padre
Pío no había estudiado lenguas extranjeras, pero las entendía. No había estudiado francés, pero lo escribía.
A la pregunta de su Director, el Padre Agustín, sobre quién le había enseñado
francés, el padre respondió: Si la misión del Ángel Custodio es grande,
la del mío es más grande aún, porque debe hacer de maestro explicándome otras
lenguas.[2]
En septiembre los 1968 millares de
devotos e hijos espirituales del Padre Pío se reunieron en un congreso en San
Giovanni Rotondo para conmemorar juntos el 50° aniversario de los estigmas
aparecidos en el Padre Pío y para celebrar el cuarto congreso internacional de
los Grupos de Oración. Nadie habría imaginado que a las 2.30 de la
madrugada del 23 de septiembre de 1968, sería el doloroso final de
la vida terrena del Padre Pío de Pietrelcina.
“El corazón
de nuestro divino Maestro no conoce más que la ley del amor, la dulzura y la
humildad. Pongamos nuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estemos
seguros de que la tierra y el cielo fallaran antes que la protección de vuestro
Salvador”. Padre
Pío
Editado por Lic.Susana Moreno
Catequista
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