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martes, 7 de abril de 2015

"Cristiano es mi nombre, católico mi apellido, artista mi vocación"

Muchos han sido los  cristianos fervorosos que plasmaron su fe en el arte;representando las distintas etapas de la vida de Cristo, algunos pasajes  del Antiguo Testamento, así como representaciones de santos .
Compartimos con nuestros hermanos, una pintura realizada por Cristina Ibañez, sobre un maravilloso fraile, escogido por Dios para derramar su Divina Misericordia de una manera tan especial: el  Padre Pío.


Recordaremos que, Heredero espiritual de San Francisco de Asís, el  Padre Pío de Pietrelcina ha sido el primer sacerdote en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la crucifixión. Él ya fue conocido en el mundo como el "Fraile" estigmatizado.
El Padre Pío, al que  Dios donó particulares carismas, se empeñó con todas sus fuerzas por la salvación de las almas. Los muchos testimonios sobre su gran santidad  de Fraile, llegan hasta  nuestros días, acompañados por sentimientos de gratitud.
Sus intercesiones providenciales cerca de Dios fueron para muchos hombres causa de sanación en el cuerpo y motivo de renacimiento en el Espíritu.[1]

Por años, de cada parte del mundo, los fieles  fueron a este sacerdote estigmatizado, para conseguir su potente intercesión cerca de Dios. Cincuenta años experimentados en la oración, en la humildad, en el sufrimiento y en el sacrificio, dónde para actuar su amor, el Padre Pío realizó dos iniciativas en dos direcciones: un vertical hacia Dios, con la fundación de los "Grupos de ruego", hoy llamados “grupos de oración” y la otra horizontal hacia los hermanos, con la construcción de un moderno hospital: "Casa Alivio del Sufrimiento."  

El Padre Pío no había estudiado lenguas extranjeras, pero las entendía. No había estudiado francés, pero lo escribía. A la pregunta de su Director, el Padre Agustín, sobre quién le había enseñado francés, el padre respondió: Si la misión del Ángel Custodio es grande, la del mío es más grande aún, porque debe hacer de maestro explicándome otras lenguas.[2]

En  septiembre  los 1968 millares de devotos e hijos espirituales del Padre Pío se reunieron en un congreso en San Giovanni Rotondo para conmemorar juntos el 50° aniversario de los estigmas aparecidos en el Padre Pío y para celebrar el cuarto congreso internacional de los Grupos de Oración. Nadie habría imaginado que  a las 2.30 de la madrugada  del 23 de septiembre de 1968, sería  el doloroso final de la vida terrena del Padre Pío de Pietrelcina.

“El corazón de nuestro divino Maestro no conoce más que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Pongamos nuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estemos seguros de que la tierra y el cielo fallaran antes que la protección de vuestro Salvador”.  Padre Pío


                                                                              Editado por Lic.Susana Moreno
                                                                                             Catequista

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