Translate

lunes, 25 de agosto de 2014

 VOCACION HUMANA A SER CUSTODIOS
Camino al 35°Aniversario de la Proclamación de San Francisco de Asís, Patrono de la Ecología (19979-2014)
(Quinta entrega)


Lic. Fray Luis Antonio Scozzina ofm
Director del CEFEDER
UCA ROSARIO
 1. Anuncio profético: “La revolución de la ternura”
La dimensión profética del ministerio del Papa Francisco se funda en la misión evangelizadora de hacer presente en el mundo el Reino de Dios. “Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón de Dios.[20]

Su propuesta es el anuncio de la “alegría del Evangelio”  que se manifiesta en dos ejes que deben estructurar la acción pastoral: la “cercanía al pueblo”, más allá de las preocupaciones organizativas, y el encuentro”, marcado de cariño y ternura. Habla de la necesaria “revolución de la ternura”, cosa que él demostró vivir personalmente.
Entiende la Iglesia como madre que abraza, acaricia y besa. Los pastores deben cultivar esta actitud materna para con sus fieles. La Iglesia no puede ser controladora y administradora, sino servidora y facilitadora. Enfáticamente afirma que la posición del pastor no es la del centro sino la de la periferia. 

Esta afirmación es de destacar: el puesto de los obispos debe ser o “al frente para indicar el camino, o en el medio para mantenerlo unido y neutralizar las desbandadas, o atrás para evitar que alguien se extravíe”, y debe darse cuenta de que “el rebaño tiene su propio olfato para encontrar nuevos caminos”. Además, da centralidad a los laicos para decidir junto con los pastores los caminos de la comunidad.

El anuncio de la alegría del Evangelio es anuncio de un nuevo estilo de vida para toda la humanidad. Es anuncio de un nuevo modelo de desarrollo integral, es anuncio de una ecología humana donde se respete y reverencie a la hermana creación: “¿Qué supone la creación de un “mundo mejor”? Esta expresión no alude ingenuamente a concepciones abstractas o a realidades inalcanzables, sino que orienta más bien a buscar un desarrollo auténtico e integral, a trabajar para que haya condiciones de vida dignas para todos, para que sea respetada, custodiada y cultivada la creación que Dios nos ha entregado. El venerable Pablo VI describía con estas palabras las aspiraciones de los hombres de hoy: "Verse libres de la miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opresión y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más".[21]

         Cultivar y custodiar quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos. “Nuestro corazón desea “algo más”, que no es simplemente un conocer más o tener más, sino que es sobre todo un ser más. No se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento económico, obtenido con frecuencia sin tener en cuenta a las personas más débiles e indefensas. El mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral, en todas sus dimensiones, incluida la espiritual; si no se abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los forasteros; si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida.[22]

Editado por: Marina Fiorino Sierra 







20 Papa Francisco, Exhortación Apostólica, Evangelli Gaudium, 2013, 178 Cf EG 197-201
21 Papa Francisco para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, que se celebrara el 19 de enero del 2014.
22 Idem



viernes, 22 de agosto de 2014

ARZOBISPADO DE ROSARIO: "Acerca de la grave situación de los cristianos en Irak"


Declaración  del Pontificio Consejo para el Dialogo Interreligioso:

“Ninguna causa puede justificar una barbarie así y mucho menos religiosa"

Papa Francisco

El mundo entero ha presenciado estupefacto lo que ahora llamamos “el restablecimiento del califato” que fue abolido el 29 de octubre de 1923 por Kamal Atatürk, fundador de la Turquía moderna.



La protesta contra este “restablecimiento” por parte de la mayoría de las instituciones religiosas y políticas musulmanas no ha impedido a los yihadistas del “Estado Islámico” cometer y continuar cometiendo acciones criminales indescriptibles. 

Este Pontificio Consejo, todos aquellos que están comprometidos en el diálogo interreligioso, los seguidores de todas las religiones y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, no pueden sino denunciar y condenar sin ambigüedades estas prácticas indignas del hombre:
la masacre de personas por el solo motivo de su profesión religiosa;
la práctica execrable de la decapitación, la crucifixión y de colgar los cadáveres en la plazas públicas;
la elección impuesta a los cristianos y a los yasidíes entre la conversión al islam, el pago de un tributo (jizya) o el éxodo;
la expulsión forzada de decenas de miles de personas, incluso de niños, de ancianos, de mujeres embarazadas y de enfermos;
el secuestro de chicas y mujeres pertenecientes a las comunidades yasidíes y cristianas como botín de guerra (sabaya);
la imposición de la práctica salvaje de la infibulación;
la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos cristianos y musulmanes;
la ocupación forzada y la desacralización de las iglesias y monasterios;
la remoción de los crucifijos y de otros símbolos religiosos cristianos y de otras comunidades religiosas;
la destrucción del patrimonio religioso-cultural cristiano de valor inestimable;
la violencia abyecta con el fin de aterrorizar a las personas y obligarlas a rendirse o a huir.

Ninguna causa puede justificar una barbarie así y mucho menos religiosa. Se trata de una ofensa extremadamente grave hacia la humanidad y hacia Dios que es el Creador, como lo recuerda a menudo el Papa Francisco.

No podemos, por lo tanto, olvidar que cristianos y musulmanes han podido vivir juntos – ciertamente con altos y bajos – por siglos, construyendo una cultura de convivencia y una civilización de la que están orgullosos. Es sobre estas bases, que en estos últimos años, el diálogo entre cristianos y musulmanes ha continuado y se ha profundizado.


La dramática situación de los cristianos, de los yasidies y de las otras comunidades religiosas y étnicas numéricamente minoritarias en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos, incluso musulmanes, de personas comprometidas con el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad. Todos deben ser unánimes en condenar sin ambigüedad alguna estos crímenes y denunciar la invocación de la religión para justificarlos. De lo contrario, ¿qué credibilidad tendrán las religiones, sus seguidores y sus jefes? ¿Qué credibilidad puede tener todavía el diálogo interreligioso pacientemente mantenido en estos últimos años?.

Los responsables religiosos también están llamados a ejercer su influencia sobre los gobiernos para que cesen estos crímenes, el castigo de quienes los cometen y el restablecimiento de un estado de derecho en todo el territorio, garantizando el regreso de los expulsados a sus casas. Al recordar la necesidad de una ética en la gestión de las sociedades humanas, estos mismos jefes religiosos no deben dejar de subrayar que: ayudar, financiar y armar el terrorismo es moralmente condenable.

Dicho esto, el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso agradece a todos aquellos que han elevado su voz para denunciar el terrorismo, sobre todo contra aquellos que usen la religión para justificarlo.
Unamos entonces nuestra voz a la del Papa Francisco: “Que el Dios de la paz suscite en todos un deseo de auténtico diálogo y de reconciliación. ¡La violencia no se vence con la violencia. La violencia se vence con la paz¡”


jueves, 14 de agosto de 2014

Misión profética del Papa Francisco.



VOCACION HUMANA A SER CUSTODIOS
35°Aniversario de la Proclamación de San Francisco de Asís, Patrono de la Ecología (19979-2014)
(Cuarta entrega)


Lic. Fray Luis Antonio Scozzina ofm
Director del CEFEDER
UCA ROSARIO

IV. Misión profética del Papa Francisco.
La visión profética de su ministerio con sus palabras y gestos recogida en el artículo del teólogo Lucio Florio[18] nos permite asumir la contextualización  del enfoque del ministerio papal, proponiendo un modo de concebir la acción pastoral en sintonía con las esperanzas  y sufrimientos del pueblo fiel y desde los rostros sufrientes de los excluidos de la sociedad global en los que descubre la presencia del Resucitado.

Afirma Florio:“Probablemente su pensamiento se ha nutrido de los enfoques de algunos textos eclesiales latinoamericanos, especialmente el de la Conferencia de Aparecida. 
En este documento  se conectaron cuestiones tales como la destrucción de la biodiversidad, la explotación desmedida de recursos naturales, la mentalidad economicista que anima grandes megaproyectos industriales y agrícolas, el cuidado de la diversidad de las poblaciones –especialmente rurales e indígenas–, la importancia y riesgos de las ciencias y la técnica, etc. Todos estos temas fueron integrados en el marco de una fe en el Dios Padre creador, en Jesucristo que asumió y redimió la creación en todas sus facetas, y del Espíritu Santo que está promoviendo una nueva creación. Francisco se nutre de este pensamiento pastoral, muy afincado en las dimensiones concretas que asume la crisis ambiental en sí misma y en conexión con los hombres y mujeres también concretos. En él se proclama el respeto teologal a la creación en todas sus formas y la defensa de quienes más padecen los cambios degradantes del ambiente. Esto son elementos novedosos,  provenientes de un continente que aborda el tema ambiental en una forma no tan teórica como el europeo, donde ya ha sido alterado antrópicamente de una manera profunda su entorno natural”.
El ministerio papal se vuelve profético porque descubre la novedad del Evangelio de Jesucristo en la realidad concreta de nuestros pueblos y de una sociedad que ha homologado dignidad humana con bienestar y consumo como criterio de progreso y de felicidad. Siguiendo a Florio compartimos que: “la dimensión profética consiste en una lectura del momento histórico a la luz de la Palabra de Dios, mostrando sus implicancias, sus expectativas futuras, pero también develando las contradicciones del pueblo con el Dios que lo convoca. De allí las predicaciones inesperadas, que reclaman la memoria e invitan a una esperanza, pero siempre en el cotejamiento existencial con la revelación divina. Ello implica la referencia a la equidad y la justicia, elementos que están en la base del origen de Israel como pueblo (cfr. Ex 20, 5). Finalmente, el profetismo bíblico estaba acompañado muchas veces por gestos simbólicos. Francisco también utiliza profusamente recursos expresivos no lingüísticos. Vale la pena detenerse en uno de ellos: las dos fotografías que Francisco dejó que le tomaran en la visita del político argentino “Pino” Solanas. Allí aparece el papa con dos remeras que llevan las siguientes inscripciones: “El agua vale más que el oro” y “No al fracking”. ¿Cómo interpretar estas fotografías?

La visión de la realidad eclesial del Cardenal Bergoglio queda de manifiesto en su intervención en las congregaciones previas del cónclave donde afirmó: "la Iglesia evangelizadora que sale de sí (...) o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí". Esta breve expresión pone de manifiesto el modo de concebir el ministerio y la misión evangelizadora de la Iglesia. Es decir, una mirada de apertura a la realidad humana, de salida a “las periferias existenciales” de la humanidad.
El gran desafío de la Iglesia es reconocer a los pobres de hecho, afectiva y efectivamente, como verdaderos sujetos. Para desarrollar una acción evangelizadora la Iglesia, necesita una “profunda actitud de amor a los pueblos… por la connatural capacidad afectiva que da el amor, podrá conocer y discernir las modalidades propias de nuestra cultura, sus crisis y sus desafíos históricos y solidarizarse, en consecuencia con ella en el seno de la historia  (Cf.OA)[19].  La valoración afectiva de la religiosidad propia y peculiar de los pueblos reconociendo en la cultura popular de los pobres una sabiduría evangélica germen de la acción evangelizadora. Asumiendo a los pobres como verdaderos evangelizadores y nuestros “maestros”.
 Cuando el Cardenal Bergoglio elige llamarse Francisco no es un nombre, es un proyecto de la Iglesia, pobre, sencilla, evangélica y desprovista de todo poder. Es una Iglesia que anda por los caminos junto con los últimos. Es una Iglesia ecológica que llama a todos los seres con las cordiales palabras de «hermanos y hermanas». San Francisco fue obediente a la Iglesia y a los papas y, al mismo tiempo, siguió su propio camino de vivir “según la forma del santo Evangelio” viviendo la vida y pobreza de Jesucristo. Entonces escribió el teólogo Joseph Ratzinger: «El no de Francisco a ese tipo  de Iglesia no podía ser más radical, es lo que podríamos llamar una protesta profética» (en ZeitJesu, Herder 1970, 269).

Francisco no habla, simplemente inaugura lo nuevo. Esta libertad de espíritu es potenciada por el rescate espléndido que hace de la razón cordial. La mayoría de los cristianos están cansados de doctrinas y son escépticos frente a campañas contra reales o imaginarios enemigos de la fe. Estamos todos impregnados hasta la médula por la razón intelectual, funcional, analítica y eficientista. Ahora viene alguien que en todo momento habla desde el corazón como lo hizo en sus palabras en la comunidad (favela) de Varginha, o en la isla de Lampedusa. Es en el corazón donde mora el sentimiento profundo hacia el otro y hacia Dios. Sin el corazón las doctrinas son frías y no suscitan ninguna pasión. Frente a los sobrevivientes venidos de África, confiesa: ”somos una sociedad que ha olvidado la experiencia de llorar, de 'padecer con': la globalización de la indiferencia nos ha robado la capacidad de llorar”. Sentencia con sabiduría: “La medida de la grandeza de una sociedad viene dada por el modo como trata a los más necesitados”.
 _________________
18  Francisco y la Ecología, 2014
19 Documento del Episcopado Latinoamericano en Puebla, Cf. DP 397


Editado por: Marina Fiorino Sierra





LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA AL CIELO


El día 1 de noviembre de 1950, el papa Pío XII declaró dogma de fe la Asunción de la Virgen María a los cielos.
Pío XII, en la misma Constitución en que declaró el dogma, exponía que «los argumentos y razones de los Santos Padres y de los teólogos a favor del hecho de la Asunción de la Virgen se apoyan, como en su fundamento último, en las Sagradas Letras, las cuales, ciertamente, nos presentan ante los ojos a la augusta Madre de Dios en estrechísima unión con su divino Hijo y participando siempre de su suerte. Por ello parece como imposible imaginar a aquella que concibió a Cristo, le dio a luz, le alimentó con su leche, le tuvo entre sus brazos y le estrechó contra su pecho, separada de Él después de esta vida terrena, si no con el alma, sí al menos con el cuerpo. Siendo nuestro Redentor hijo de María, como observador fidelísimo de la ley divina, ciertamente no podía menos de honrar, además de su Padre eterno, a su Madre queridísima. Por consiguiente, pudiendo adornarla de tan grande honor como el de preservarla inmune de la corrupción del sepulcro, debe creerse que realmente lo hizo».
Añadía el Papa: «A la manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de su más absoluta victoria sobre la muerte y el pecado, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal...[1]
Sigamos e imitemos a María, un alma profundamente eucarística, y toda nuestra vida podrá transformarse en un Magníficat (cf. Ecclesia de Eucharistia, 58), en una alabanza de Dios.[2]
Signo del destino final de todos los creyentes, y por esto ya motivo de gozosa fiesta de todos nosotros….Fiesta de cada uno que se ve en María, que en su totalidad se contempla gloriosa y llevada al cielo por Jesús.
Los Franciscanos se distinguieron siempre en la devoción a la Virgen y en particular a María Asunta al cielo en cuerpo y alma. Entre todos recordamos a San Antonio, Doctor evangélico, quien es también recordado como Doctor del Dogma de la Asunción y después de él las grandes lumbreras de la Orden Seráfica: San Buenaventura, el Beato Juan Duns Escoto, San Bernardino de Siena, San Leonardo de Puerto Mauricio y muchos otros, fieles seguidores del Pobrecillo, que, como San Maximiliano María Kolbe hicieron de la devoción a María la guía e inspiración de su vida religiosa y de toda su actividad.

La liturgia la presenta exultante: “Un gran portento apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol y la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.[3]
María goza pues ya y completamente, en cuerpo y alma, de la alegría de la visión celestial, la alegría de estar nuevamente con su Hijo en medio de los coros angélicos. Y esta es una puerta de esperanza para nosotros que, viviendo en el bien, podremos llegar al cielo.





miércoles, 6 de agosto de 2014

PRIMERA MUJER RECTORA EN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD ANTONIANUM

La Congregación para la Educación Católica, es una de las nueve congregaciones de la Curia romana, que fue fundada por el Papa Sixto V  en el año 1588, para supervisar los estudios impartidos en las universidades de Roma y otras notables de la época como BoloñaParís o Salamanca.[1]
Dicha congregación,  ha publicado recientemente el Decreto con el que ha nombrado como nueva  Rectora de la Pontificia Universidad Antonianum in Urbe, para los próximos tres años 2014-2017, a la Hna. Mary Melon, SFA perteneciente a la congregación de  las Hermanas Franciscanas Angelinas; hasta ahora Decana de la Facultad de Teología de la misma Universidad.
Esta Casa de Altos Estudios, ubicada en la  Via Merulana, 124, de  Roma, Italia;  tiene incorporadas además de la Facultad de Teología; la  de Estudios bíblicos y Arqueología, Derecho Canónico, Filosofía; Instituto de estudios medievales, y Estudios religiosos.[2]
El  Gran Canciller de la PUA, Fr. Anthony Michael Perry, OFM, en su carta que acompaña al Decreto, agradeció a la mencionada Congregación por la designación, manifestando su agradecimiento a Fr. Martín Carbajo Núñez, OFM por los servicios prestados en últimos meses como Rector y manifestó vivamente sus felicitaciones a la Hna. Mary Melon, compartiendo con convicción la confianza expresada a través de la elección de la Congregación, con la certeza de que la audaz novedad de este nombramiento abrirá nuevos horizontes para la vida y las actividades académicas de estudio e investigación de la Universidad franciscana.[3]
La congregación a la que pertenece la flamante Rectora fue fundada en el 1884 por la  Madre Clara, que  dio vida a ésta Congregación, siendo recibidas con entusiasmo por el pueblo de Castelspina, en la región del Piemonte. En este lugar, con la ayuda del Padre Inocencio y el apoyo del pueblo, que vio en ellas un verdadero ejemplo de sencillez y dedicación a la población, Madre Clara guió la formación y la expansión de su Nueva Congregación.
Se abrieron varias casas donde las hermanas trabajaron acercándose a las familias, con su servicio en las parroquias, orfanatos, colegios y hospitales, comunicando un estilo de vida sencillo, Y fraterno, anunciando la paz y la reconciliación.[4]
Como expresara el saliente Rector, ésta buena noticia, de la designación de una RELIGIOSA para tan alto cargo concreta la premisa de que "la universidad es el instrumento imprescindible para el cambio social".
Congratulaciones Hna Mary Melon!!!
Que el Buen Dios multiplique Sus Dones y fortaleza y ahonde en su saber!!




[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Congregaci%C3%B3n_para_la_Educaci%C3%B3n_Cat%C3%B3lica
[2] www.antonianum.eu
[3] Notiziario Internazionale,  OFM Fraternitas . VOLUME XLVII • EDICIÓN 215 AGOSTO-SEPTIEMBRE 2014
[4] http://www.franciscanasangelinas.org/indexmadreclara.html

lunes, 4 de agosto de 2014

Santa Clara de Asís

Clara significa: vida transparente...

Nació en Asís, Italia, en 1193. Su conversión hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de San Francisco de Asís. Cuando ella tenía 18 años San Francisco predicó en Asís los sermones de cuaresma y allí insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales. En secreto se fue a buscar al santo para pedirle que la instruyera en el modo de lograr conseguir la perfección cristiana. El le dijo que había que desprenderse de todo, la animó a dejar la vida de riquezas y comodidades que llevaba y dedicarse a una vida pobre, de oración y penitencia.
El Domingo de Ramos del año 1212 Clara asistió a la celebración pero estaba tan emocionada y fuera de sí que no pasó a recibir la palma. Entonces el señor obispo se fue para la banca donde ella estaba y le puso en sus manos la palma bendita. Y aquella noche, a medianoche, acompañada de una sirvienta, salió secretamente de su casa, (rica mansión de familia muy acomodada) y se fue a dos kilómetros de distancia, donde San Francisco vivía pobrísimamente en un sitio llamado La Porciúncula. Allá la estaba aguardando el santo, el cual salió a recibirla junto con sus frailes, llevando todos lámparas encendidas y cantando de alegría.
De rodillas ante San Francisco, hizo Clara la promesa de renunciar a las riquezas y comodidades del mundo y de dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia. El santo, como primer paso, tomó unas tijeras y le cortó su larga y hermosa cabellera, y le colocó en la cabeza un sencillo manto, y la envió a donde unas religiosas que vivían por allí cerca, a que se fuera preparando para ser una santa monja.
Cuando los hermanos que eran muy ricos y esperaban casar a Clara con algún millonario hacendado, se dieron cuenta de la ausencia de la muchacha se dedicaron a buscarla por todas partes. Al fin la encontraron en el convento en donde se había refugiado y quisieron llevársela a la fuerza. Ella se agarró a los manteles del altar, que se rasgaron ante tanta violencia de los atacantes, y cuando se la iban a llevar, Clara se descubrió la cabeza rapada y les dijo: "Por amor a mi Cristo Jesús he renunciado totalmente a todo amor por lo material y mundano". Los hermanos al verla así y tan resuelta, desistieron de tratar de llevársela.
San Francisco hizo que Clara se fuera a vivir junto a la Iglesia de San Damián en Asís, en una pobre y humilde casita. Y he aquí que su hermana Inés y su propia madre decidieron irse también de monjas con ella. Y muchas muchachas más se dejaron atraer por esa vida de oración y recogimiento, y así pronto el convento estaba lleno de mujeres dedicadas a la santidad. Francisco nombró a Clara como superiora de la comunidad, y aunque ella toda la vida trató de renunciara al puesto de superiora y dedicarse a ser una sencilla monjita de segundo orden, sin embargo por cuarenta años será la priora del convetno y las monjitas no aceptarán a ninguna otra en su reemplazo mientras ella viva, y es que su modo de ejercer la autoridad era muy agradable y lleno de caridad. Servía la mesa, lavaba los platos, atendía a las enfermas, y con todas era como una verdadera mamacita llena de compresión y misericordia.
A los pocos años ya había conventos de Clarisas en Italia, Francia, Alemania y Checoslovaquia. Y estas monjitas hacían unas penitencias muy especiales, inspiradas en el ejemplo de su santa fundadora que era la primera en dedicarse a la penitencia. No usaban medias, ni calzado, se abstenían perpetuamente de carne, y sólo hablaban si las obligaba a ello alguna necesidad grave o la caridad. La fundadora les recomendaba el silencio como remedio para evitar innumerables pecados de lengua y conservarse en unión con Dios, y alejarse de dañosas distracciones del mundo, pues si no hay silencio, la mundanalidad se introduce inevitablemente en el convento.
No contenta con las mortificaciones que las demás monjitas hacían, Santa Clara ayunaba a pan y agua los cuarenta días de cuaresma y los días anteriores a las grandes fiestas. Y muchos días los pasó sin comer ni beber nada. Dormía sobre una dura tabla y por almohada tenía un poco de pasto seco. San Francisco y el obispo de Asís le mandaron que no dejara pasar un día sin comer aunque fuera un pedazo de pan. Poco a poco la experiencia le fue enseñando a no ser demasiado exagerada en penitencias porque se le dañaba la salud. Y más tarde escribirá a sus religiosas: "Recuerden que no tenemos cuerpo de acero ni de piedra. Por eso debemos moderar los exagerados deseos de hacer penitencias, porque la salud puede sufrir daños muy serios".
Siguendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase. Y aunque muchas veces le ofrecieran regalos de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar. Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas para su convento le escribió: "Santo Padre: le suplico que no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo". A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi padre celestial que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros". Hoy las religiosas Clarisas son 18,000 en 1,248 conventos en el mundo.
Una vez llegaron unos soldados mahometanos, terribles anticatólicos, a atacar el convento, destrozar y matar. Las monjitas se fueron a rezar muy asustadas; y Santa Clara que era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó a los atacantes. Ellos sintieron en ese momento tan terrible oleada de terror que salieron huyendo sin hacerles mal. Otra vez los enemigos atacaban la ciudad de Asís y querían destruirla. Santa Clara y sus monjitas oraron con toda fe ante el Santísimo Sacramento y los atacantes se retiraron sin saber por qué.
27 años estuvo enferma nuestra santa, pero su enfermedad la soportaba con paciencia heróica. En su lecho bordaba y hacía costuras, y oraba sin cesar. El Sumo Pontífice la visitó dos veces y exclamó: "Ojalá yo tuviera tan poquita necesidad de ser perdonado, como la que tiene esta santa monjita". Cardenales y obispos iban a visitarla y a pedirle sus consejos. San Francisco ya había muerto, y tres de los discípulos preferidos del santo, Fray Junípero, Fray Angel y Fray León, le leyeron a Clara la Pasión de Jesús mientras ella agonizaba. La santa repetía: "Desde que me dedique a pensar y meditar en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los dolores y sufrimientos no me desaniman sino que me consuelan".
El 10 de agosto del año 1253 a los 60 años de edad y 41 años de ser religiosa, se fue al cielo a recibir su premio. (1)

(1)http://www.portalplanetasedna.com.ar/santaclara.htm

SANTA CLARA DE ASIS.