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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Las novedades de la exhortación Evangelii gaudium, claves del pensamiento pastoral de Francisco



 Primera Entrega
Carlos María Galli [1]
Buenos Aires
 1. Al concluir el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI, el Papa Francisco dio a conocer su exhortación apostólica Evangelii gaudium (EG).[1] En este aniversario del primer obispo de Roma y Papa latinoamericano, mi tarea no consiste en analizar su pontificado, lo que llevaría a interpretar hechos, imágenes, sentimientos, decisiones y textos con sus sentidos y efectos. Se me dio un encargo más modesto: ayudar a comprender su exhortación, lo que exige captar el Código Francisco, el profundo mensaje dado en un sencillo lenguaje.
Llamo código Francisco a la forma original en la que Francisco une el contenido, el lenguaje y el tono -la música- al proclamar el Evangelio mediante el lenguaje mixto de los gestos y las palabras. El Papa trasmite el mensaje con la gramática de la simplicidad: saluda a todos, toma en brazos a los niños, besa a los enfermos, bendice con la señal de la cruz. Es un icono de la fe expresada en una cultura gestual, afectiva y festiva. Su estilo pastoral es cercano al pueblo por la calidez en el trato y por la sencillez en la predicación. En este marco, nuestra exhortación propone una renovada teología pastoral del anuncio evangelizador o misionero. 
2. La alegría del Evangelio es un documento muy original en su contenido, su forma y su estilo, que conjuga líneas teológicas, espirituales y sociales con una neta orientación pastoral.
La convocatoria a convertirse para recibir y cultivar “la gracia de la misionariedad” (EG 124) se resume en dos frases: Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo (EG 27) y la salida misionera es el paradigma de toda la Iglesia (EG 15). El corazón de este programa de anuncio misionero es la alegría de recibir y comunicar el Evangelio de Jesucristo (Mc 1,1).
La novedad del papado se expresa en su documento, anticipado en el viaje al Brasil y en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.
El programa de un pontificado misionero y reformador,  hunde sus raíces tanto en la figura singular de Francisco como en su pertenencia a la Iglesia de América Latina y al proyecto misionero de la V Conferencia General de nuestro Episcopado celebrada en Aparecida en 2007, y también, en la incipiente pero promisoria teología argentina del último medio siglo. No se puede entender a Francisco sin conocer la Iglesia de América Latina y la teología de la Argentina.
Del 22 al 28 de julio Francisco hizo su primera peregrinación misionera internacional al Brasil, el país más grande de América Latina y con mayor población católica del mundo.
La globalización de las imágenes favoreció la comunión en sentimientos y oraciones. Como dije, esas Jornadas simbolizan el momento eclesial,[1] y el pensamiento papal.
No se trata de exportar el modelo latinoamericano de Aparecida invirtiendo el centralismo pastoral, sino que cada iglesia asuma la misión universal desde su propio tiempo y su lugar.



[1] Cf. Francisco, La revolución de la ternura. XXVIII Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, Buenos Aires, PPC Cono Sur, 2013.



[1] El nombre completo es: Exhortación apostólica Evangelii gaudium del Santo Padre Francisco a los obispos, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas, y a los fieles laicos sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, Buenos Aires, Conferencia Episcopal Argentina – Oficina del Libro, 2013.

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