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jueves, 5 de junio de 2014

5 de Junio: Día Mundial del Medio Ambiente

San Francisco de Asís Patrono de la Ecología

            El 29 de Noviembre de 1979, el Papa Juan Pablo II promulgó la Bula Inter Sanctos, en la cual declaraba  a San Francisco patrono de los cultores de la Ecología. Sin embargo, el Pobrecillo no puede ser contado entre los ecólogos, porque no se dedicó a dicha disciplina científica que no existía en su época. En sus escritos pocas veces encontramos la palabra “naturaleza”, porque prefería usar los nombres de las cosas: sol, luna, tierra, agua, etc.
            Los hombres aman y admiran a San Francisco porque ven cumplidas en él algunas aspiraciones que anhelan profundamente, como la alegría, la libertad, la paz y la armonía entre ellos mismos y de ellos con las cosas.

            Francisco respeta y ama a las criaturas porque reconoce  que el origen y el destino común de todos es Dios, creador y redentor. Por eso él alababa a Dios en nombre de las criaturas y también a través de ellas. Además estaba convencido que el Señor también manifiesta su voluntad por medio de sus obras. El mundo y las cosas son una palabra, un mensaje de Dios para los hombres, en espera de una respuesta. Viendo las criaturas a la luz del misterio de la creación y de la redención, Francisco comprende que ellas están confiadas a la responsabilidad del hombre, a su cuidado, y no simplemente librada a sus caprichos y antojos.
            En Francisco es claro el reconocimiento al hombre de su derecho de usar las cosas, pero también es claro el rechazo y la condena a cualquier tipo de abuso. El hombre no debe hacer uso de la creación produciéndose daño a sí mismo ni a su prójimo. En esta misma clave es que Francisco considera el trabajo como una gracia de Dios, para ser desarrollada con espíritu de fe y devoción; el hombre no puede mirar sólo su enriquecimiento ilimitado, también debe respetar la riqueza de la creación, que es limitada. Para Francisco el trabajo no significa dominar la tierra, sino custodiarla en nombre del Altísimo, Omnipotente y Buen Señor.

            Los ambientalistas consideran como un gran ejemplo la opción de la pobreza sumida por San Francisco, y como clave para frenar la actual explotación desenfrenada de los recursos naturales, motivada simplemente por la lógica del consumismo. La pobreza voluntaria, asumida como estilo de vida responsable (especialmente para los habitantes del primer mundo, que representan el 20% de la población mundial y consumen el 80% de la producción del mismo) podría reducir, e incluso frenar, el dramático derroche y destrucción de los recursos renovables y no renovables y también equilibrar la escandalosa desigualdad entre países desarrollados y subdesarrollados.
 (De recopilación de apuntes)

 Editó: Marina

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