Translate

domingo, 22 de junio de 2014

VOCACION HUMANA A SER CUSTODIOS

35°Aniversario de la Proclamación de San Francisco de Asís, Patrono de la Ecología (19979-2014)



Lic. Fray Luis Antonio Scozzina ofm
Director del CEFEDER
UCA ROSARIO

Introducción

Desde la visión franciscana de la justicia ambiental quisiera ofrecer una interpretación del ministerio petrino del Papa Francisco desde su paradigmática homilía al iniciar su pontificado. Brevemente recorro la evolución del magisterio en la comprensión de la crisis ambiental y de la visión del magisterio latinoamericano  que en Aparecida asume como nueva categoría existencial la visión franciscana del “cuidado y reverencia de lo creado”

La homilía inaugural del Papa de su ministerio petrino nos permite percibir la nueva categoría de “cuidado” que propone en su magisterio desde la dimensión social de la Evangelización del capítulo IV de Evangelii Gaudium (177-216)[1]. Finalmente consideramos algunas “palabras y gestos” como signos proféticos del ministerio papal.

La misión de San José como custodio de la familia de Nazaret sugiere una doble dimensión: por un lado, la vocación humana de custodiar y por otro, que el cuidado de la creación comprende el cuidado de toda la humanidad, especialmente la más vulnerable.


“Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios”[2].

Para comprender mejor la originalidad del planteo del Papa Francisco y descubrir la continuidad y el crecimiento del magisterio eclesial en su misión evangelizadora, retomamos algunas de las intervenciones más significativas del magisterio pontificio y latinoamericano en las últimas décadas.

II.      Mirada de la enseñanza social de la Iglesia


El magisterio papal ha manifestado, en las últimas décadas, una creciente preocupación por la cuestión ambiental y por el cuidado de la creación. Desde Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI  se ha profundizado la cuestión social desde la relación existente entre la dignidad humana, el desarrollo sostenible y el cuidado del medio ambiente. Los Pontífices son más conscientes de la dimensión global del problema, sus vínculos con la pobreza y la necesidad de dar una respuesta, tanto mundial como local.

Hagamos un breve recorrido de sus posturas:

a)    PABLO VI en la Conferencia de Estocolmo del año 1972 expresaba su visión  de un mundo en el que nuestra interdependencia medioambiental  entendida “como responsabilidad conjunta, y el destino común como solidaridad’[3]; donde los bienes de la tierra sean compartidos entre todos; donde se respete y cuide todo lo creado, por el bien común de las generaciones futuras.

b)   JUAN PABLO II  en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del año 1990 profundiza la visión ambiental analizando que la causa fundamental del actual problema ecológico radica en el estilo de vida de una sociedad hedonista y consumista que destruye no sólo la naturaleza sino también, afecta la vida de las personas y de los pueblos. Al respecto afirmaba: “La sociedad actual no hallará una solución al problema ecológico si no revisa seriamente su estilo de vida. En muchas partes del mundo esta misma sociedad se inclina al hedonismo y al consumismo, pero permanece indiferente a los daños que éstos causan… Si falta el sentido del valor de la persona y de la vida humana, auméntale desinterés por los demás y por la tierra. La austeridad, la templanza, la autodisciplina y el espíritu de sacrificio deben conformar la vida de cada día a fin de que la mayoría no tenga que sufrir las consecuencias de la negligencia de unos pocos.[4]

En la audiencia del 17 de enero de 2001, después de la proclamación de la Carta de la Tierra por parte de ONU, el mismo Juan Pablo II, hace un fuerte llamado sobre la necesidad de una verdadera conversión ecológica; recordando el empeño que todos tenemos por alejar la catástrofe ecológica.

El Papa dice, que “el ser humano, de ministro del Creador ha pasado a ser un déspota autónomo de la creación. No sólo está en juego una ecología física atenta a cuidar del hábitat de los diferentes seres vivientes, sino también una ecología humana que haga más digna la existencia de las criaturas, protegiendo el bien fundamental de la vida en todas sus manifestaciones y preparando a las futuras generaciones un ambiente más cercano al proyecto del Creador."

Al hablar de conversión ecológica incorpora la exigencia de una ética ambiental para vivir la fidelidad a la misión de los cristianos en el mundo. Al mismo tiempo, pone en cuestión la aceptación ingenua de muchos creyentes al modelo y estilo de vida que ofrece la sociedad del consumo y del bienestar.

Conversión ecológica que implica una ecología humana donde el modo de pensar y de vivir estén en consonancia con los valores de solidaridad, frugalidad y austeridad  en el uso de los bienes creados.

En la declaración conjunta del Papa Juan Pablo II y el Patriarca Ecuménico Bartholomew I (2002); manifiesta la necesidad de una visión ecuménica e interreligiosa de la cuestión ambiental: “Necesitamos un nuevo enfoque y una nueva cultura, cuyo centro sea la persona, con todo lo creado e inspirada por una conducta ética y medioambiental, derivada de nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con la creación. Con semejante ética se fomenta la interdependencia y se potencian los principios de la solidaridad universal, la justicia social y la responsabilidad, con el fin de promover una verdadera cultura de la vida”.

c)    En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI 451-487), del año 2004 el magisterio aborda de modo sistemático la cuestión ambiental bajo el título: “Salvaguardar el medio ambiente”. Allí desarrolla los fundamentos bíblicos; la visión con respecto al uso de la tierra, y al desarrollo de la ciencia y de la técnica. Fundamenta el origen de la crisis en la relación entre el hombre y el medio ambiente; y por último, hace una llamado a la responsabilidad ética común y como desafío para toda la humanidad.

d)    BENEDICTO XVI en Exhortación apostólica “Sacramentun caritatis” desarrolla el vínculo entre historia salvífica y creación: “…en la relación entre la Eucaristía y el universo descubrimos la unidad del plan de Dios y se nos invita a descubrir la relación profunda entre la creación y la “nueva creación”, inaugurada con la resurrección de Cristo, nuevo Adán. En ella participamos ya desde ahora en virtud del Bautismo, y así se le abre a nuestra vida cristiana, alimentada por la Eucaristía, la perspectiva del mundo nuevo, del nuevo cielo y de la nueva tierra, donde la nueva Jerusalén baja del cielo, desde Dios “ataviada como una novia que se adorna para su esposo[5]

El Papa, en Caritas in Veritate[6] insistió en la búsqueda de un desarrollo humano integral, profundiza la necesidad de un cambio en el modelo de desarrollo actual para proponer un desarrollo humano integral. Por ello afirma que "la protección del ambiente, la tutela de los recursos y del clima exigen que los responsables internacionales actúan conjuntamente en el respeto de la ley y de la solidaridad, sobre todo en las relaciones de las regiones más débiles de la tierra. Juntos podemos construir un desarrollo humano integral a beneficio de los pueblos, presentes y futuros, un desarrollo inspirado en los valores de la caridad y la verdad".
"Es indispensable convertir el actual modelo de desarrollo global hacia una más grande y compartida responsabilidad ante lo creado: lo exige no solo las emergencias ambientales, sino también el escándalo del hambre y la miseria".[7]

La conversión ecológica que Juan Pablo II proponía como un cambio de estilo de vida, es decir, pasar de un estilo de vida consumista a un estilo marcado por la sobriedad y la moderación en el uso y consumo; con Benedicto XVI se profundiza la dimensión de la conversión ecológica. Exige además, un cambio del modelo de desarrollo, donde es necesario “convertir el actual modelo de desarrollo” para “construir un desarrollo humano integral a beneficio de los pueblos, presentes y futuros...”

e) Visión del Documento de Aparecida (2007) [8]
Los Obispos latinoamericanos recogen la herencia cultural de los pueblos originarios  de respeto y veneración por la madre tierra y la lucha por la justicia social y la redistribución de la tierra como bien común. Además, asumen la categoría existencial y tan determinante de la antropología latinoamericana del “estar” en… de ser en relación con todos los seres vivientes… 
“Con los pueblos originarios de América, alabamos al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos los dejó como signo de su bondad y de su belleza. También la creación es manifestación del amor providente de Dios; nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos. Aunque hoy se ha generalizado una mayor valoración de la naturaleza, percibimos claramente de cuántas maneras el hombre amenaza y aún destruye su ‘hábitat’. “Nuestra hermana la madre tierra” es nuestra casa común y el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creación. Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableció entre las realidades creadas, es una ofensa al Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. El discípulo misionero, a quien Dios le encargó la creación, debe contemplarla, cuidarla y utilizarla, respetando siempre el orden que le dio el Creador”. (DA 125)

La misión de los discípulos misioneros y de todos los hombres de buena voluntad, es recuperar la dimensión contemplativa de la vida, la mirada de cuidado y veneración por sobre la visión productivista y extrativista que nos impone un modelo de desarrollo extraño al sentir de los pueblos y al proyecto de Dios sobre la creación. “Como discípulos de Jesús, nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza del Logos creador. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación. El Dios de la vida encomendó al ser humano su obra creadora para que “la cultivara y la guardara” (Gn 2, 15). Jesús conocía bien la preocupación del Padre por las criaturas que Él alimenta (cf. Lc 12, 24) y embellece (cf. Lc 12, 27). Y, mientras andaba por los caminos de su tierra, no sólo se detenía a contemplar la hermosura de la naturaleza, sino que invitaba a sus discípulos a reconocer el mensaje escondido en las cosas (cf. Lc 12, 24-27; Jn 4, 35). Las criaturas del Padre le dan gloria “con su sola existencia”, y, por eso, el ser humano debe hacer uso de ellas con cuidado y delicadeza”.(DA 470)

Para encontrar caminos alternativos a los graves desafíos que origina el modelo de desarrollo extractivista vigente en nuestro continente me parece oportuno recuperar algunas de las orientaciones que la Iglesia latinoamericana como modo de acompañar una pastoral ambiental:

“a) Evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de la creación, sabiéndola contemplar y cuidar como casa de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta, a fin de  ejercitar responsablemente el señorío humano sobre la tierra y los recursos, para que pueda rendir todos sus frutos en su destinación universal, educando para un estilo de vida de sobriedad y austeridad solidarias.
b) Profundizar la presencia pastoral en las poblaciones más frágiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio, y apoyarlas en sus esfuerzos para lograr una equitativa distribución de la tierra, del agua y de los espacios urbanos.
c) Buscar un modelo de desarrollo alternativo[9], integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos. Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.
d) Empeñar nuestros esfuerzos en la promulgación de políticas públicas y participaciones ciudadanas que garanticen la protección, conservación y restauración de la naturaleza.
e) Determinar medidas de monitoreo y control social sobre la aplicación en los países de los estándares ambientales internacionales. [10]





[1] Papa Francisco, Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium(EG) sobre El anuncio del Evangelio en el mundo actual, Roma 2013
[2] Papa Francisco, Homilía comienzo Ministerio petrino, Solemnidad de San José 2013
[3] Papa Pablo VI, Mensaje en la Conferencia de Estocolmo (1972)
[4] Juan Pablo II, Mensaje para la XXIII Jornada Mundial de la Paz, 1990
[5] Benedicto XVI, Sacramentun caritatis, 92 Exhortación apostólica 2007
[6] Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in veritate, 2009.
[7] Benedicto XVI, mensaje de agosto de 2009 (Cf. Carta encíclica Caritas in veritate, 2009. n°43-52)
[8] Documento conclusivo del Episcopado Latinoamericano, Aparecida, Brasil 2007
[9] Pablo VI, Populorum Progresio 20, “[El verdadero desarrollo] es el paso, para todos y cada uno, de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas”.
[10] Cf. Documento de Aparecida, 474

Nota Editorial: Primera parte de “VOCACIÓN HUMANA A SER CUSTODIOS”. Las cinco entregas restantes  se  publicarán  semanalmente.
Editado por Marina F. Sierra

No hay comentarios:

Publicar un comentario