Una
reflexión para la mujer .…
En este presente artículo me propongo
resaltar el camino de realización que la Biblia abre a la mujer, y que me pareció pertinente compartir.
En la
Biblia se le ofrece al ser humano un camino radical para su vida: La
Fraternidad. Esa fraternidad, por
supuesto, incluye la fraternidad del
hombre y la mujer, siendo los dos una sola carne, siendo ambos constructores de
un mundo por hacer, de un mundo por salvar. Un mundo que necesita la fuerza de
hombres y mujeres urgentemente.
"Todas las manos son pocas para arrancar
hostilidades e injusticias, para plantar cepas nuevas con racimos apretados que
podamos comer todos, los del Norte y los del Sur, los del Este y los del Oeste,
las distintas razas, las mujeres y los hombres".
Así como en la historia del pueblo de Israel,
“pascuas” significó el paso de la esclavitud a la libertad., así el texto del
Evangelio de Juan nos ofrece un testimonio de una actitud radical de Jesús en
favor de la igualdad y la participación
de la mujer: “ paso” de la exclusión a la inserción en la comunidad.
Estoy refiriéndome al diálogo que Jesús
inicia con la mujer de Samaria. Rompe sin más al menos dos tabúes vigentes en
su pueblo; los rompe a su manera, de una forma sencilla, sin estridencias pero
sin vacilaciones.
Dirige la palabra a una mujer en público y
charla amigablemente con ella. Toma además, la iniciativa en el diálogo con un
pueblo despreciado y marginado por los judíos del sur. Esta iniciativa es
seria, conlleva extender a ese pueblo su misión.
Es importante señalar que ese diálogo Jesús
lo realiza a través de una mujer, es la actitud femenina de sencillez y
transparencia la que le permite entrar en esa cultura, en esa religiosidad. La
mujer entonces no es simplemente la destinataria de las primeras palabras de
Jesús, es también un puente en ese acercamiento.
Un segundo dato definitivamente importante: este
encuentro entre Jesús y la mujer, no es un encuentro en el que lo que se
"resuelva", sea una enfermedad, una curación, un perdón, una
necesidad cualquiera expresada por la mujer. Se trata por el contrario de un
diálogo teológico.
No es sólo que con las mujeres no se habla en
la calle, es que con las mujeres no se discute la escritura, y además, en la
Galilea del siglo I una mujer que ha tenido varios maridos es considerada pecadora,
y, excluida. Pues bien a esta mujer, "excluida", rechazada por la ley
y por el templo, Jesús considera y HACE digna de un diálogo teológico, de una
revelación directa.
Refiriéndose al Génesis, San Juan Pablo II, decía: "El texto
bíblico proporciona bases suficientes para reconocer la igualdad esencial entre
el hombre y la mujer desde el punto de vista de su humanidad. Ambos desde el
comienzo son personas, a diferencia de los demás seres vivientes del mundo que
los circunda. La mujer es otro yo en la humanidad común. ".[1]
En la Iglesia, las mujeres, al igual que el Rey
David, proclamamos al Señor, que ha convertido nuestro luto en danza….danza en este hoy fértil en el que, es posible unir nuestros esfuerzos junto a
todos nuestros hermanos y danza esperanzada en el ideal posible: que Todos
seamos uno… como rezó Nuestro Redentor!
……¡¡¡Gracias
Señor, por habernos vestido de alegría!!!... Amén
Lic.
Susana G. Moreno
Catequista
Nuestro
camino hoy. pág.45
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