El presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral
para los emigrantes e itinerantes, cardenal Antonio María Vegliò, se reunió con
el papa Francisco, el pasado 28 de agosto, en la Casa de Santa Marta.
El
purpurado relató especialmente al Santo Padre el drama de la población iraquí
que huye de los yihadistas del llamado Estado Islámico.
En declaraciones a Radio Vaticana, el cardenal Vegliò señaló que “la Iglesia
debe ayudar precisamente a quienes tienen más necesidad, porque sus derechos
son violados.
Por tanto, la Iglesia que es para los pobres y para aquellos que
no tienen voz, debe estar presente y no debemos cansarnos jamás de decir estas
cosas, tanto en las homilías, en los discursos; y, eventualmente, como
influencia en situaciones políticas”.
Respecto de quienes se vieron obligados a abandonar Irak, y que son
verdaderamente miles, el purpurado afirmó: “Yo los llamo evacuados y
refugiados, porque escapan, porque si permanecen en sus lugares de origen son
asesinados. Ahora, frente a los dramas de estas personas no logro comprender
cómo se pueda decir –como se dijo– “volvámoslas a enviar a su país”.
“Pero, digo, el cerebro que razona, ¿puede decir a uno que escapó de un país en
el que lo habrían matado, “regresa a tu país?”. Yo creo que le falta no sólo la
humanidad, sino también la inteligencia. Siento tener que decir esto. Y además,
es gente que sufre: deja todo, escapa. Y no sólo en Irak”.
Seguidamente el cardenal Vegliò afirmó que “ahora Irak es la punta del iceberg,
porque allí está la situación más espantosa: hay asesinatos, matanzas mediante
los modos bárbaros que conocemos, que vimos. Esta gente tiene necesidad ahora
no sólo de las oraciones: la oración es importante, pero no basta; tiene
necesidad de ayudas, tiene necesidad de que la comunidad internacional se haga
cargo de ella.
¿Cómo? Ha dicho bien el Papa en el avión, mientras regresaba de
Corea: “Es necesario detener a esta gente”. ¿Y cómo? Precisamente: es la
comunidad internacional la que debe evaluar los medios. Pero no como quien no quiere
la cosa.
Ahora, justamente, el Papa dijo: “Nosotros no podemos cerrar los ojos, no
podemos hacer de cuenta que no sucede nada”, porque sería lo mismo, como cuando
Hitler asesinaba a los judíos y después muchos han dicho: “¡Ah, no, no:
nosotros no sabíamos nada!”: ¡toda hipocresía! ¡Es necesario hacer algo!
La comunidad internacional, agregó el presidente del Consejo Pontificio de la
Pastoral para los emigrantes e itinerantes, hace muy poco: es decir, la ONU y
también un poco Europa que está más cerca, incluso geográficamente hablando de
estos países”.
“En mi opinión, agregó, Europa debería tener un poco más de sensibilidad.
Lamentablemente, en Europa tenemos tantos problemas por los cuales, hablando
egoístamente, uno piensa en sí mismo y piensa poco en los demás. Pero si
pensamos en nuestros problemas –digo ‘nuestros’ como italianos– que ciertamente
son graves, porque la economía no va bien, muchos no tienen trabajo, pero son
siempre problemas relativamente más pequeños de los que tiene este pobre pueblo
iraquí que escapa para no ser degollado.
Ante la pregunta de cuáles son las esperanzas de la Iglesia para estos
refugiados iraquíes, el cardenal Vegliò dijo: “Yo espero que Europa –algunos
países ya comenzaron a hacerlo– sea sensible, les dé la posibilidad de ser
acogidos en sus propios países –Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, España:
¡todos países ricos con respecto a estos pobrecitos!– yo espero que lo hagan
también tras el impulso de la Iglesia”.
“¡Y cuando hablamos de la Iglesia, concluyó, no pensamos sólo en el Vaticano o
en la Curia! La Iglesia es una realidad presente por doquier, y la Iglesia
tiene la sensibilidad para ayudar a estos pobrecitos, a estos emigrados, a
estos refugiados, a estos evacuados”. (1)
(1) http://www.aica.org/13798-card-veglio-irak-es-la-punta-del-iceberg.html
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